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Y en cuanto a literatura…

Desde Quito, Ecuador el reconocido escritor Carlos Arcos Cabrera nos trae un comentario sobre la última obra de Abdón Ubidia. Disfrútenla.

La aventura amorosa y sus personajes de Abdón Ubidia (Ed. El Conejo, 2011)

Carlos Arcos Cabrera

  1. Abdón Ubidia tiene un don: sorprendernos. Sorprendernos con narrativa depurada, con comentarios agudos sobre libros, con teatro y ahora con un ensayo envidiablemente entretenido, provocador. Los sociólogos, politólogos y demás categorías y sub especies de las llamadas ciencias sociales de los andes ecuatorianos y más allá, miraron con enorme recelo, desconfianza y sospecha el ensayo. Las ciencias sociales debían romper con el ensayo para ser ciencia. Sin embargo, fue desde el ensayo que se aportó a una comprensión significativa de la especificidad de nuestras historias sociales, culturales, literarias: ¿Cómo pasar por alto El laberinto de la soledad de Octavio Paz?, que ha sobrevivido a muchas de las más enjundiosas interpretaciones sociológicas y antropológicas escritas por eruditos de las ciencias sociales. La obra más representativa de Agustín Cueva es a mi juicio Entre la ira y la esperanza. La totalidad de la obra de Bolívar Echeverría es ensayo.
  2. Abdón Ubidia nos ofrece un ensayo sobre un tema universal y atemporal La Aventura Amorosa y sus “personajes paradigmáticos”. El ensayo ocupa el centro de un espacio en cuyos ejes se encuentran por un lado: la vida y la literatura, y por otro, la larga trayectoria de la creatividad humana sobre una materia tan elusiva y a la vez tan permanente como es el amor humano: materia construida con la reflexión, la imaginación y la pasión. Es un texto que alcanza  la lucidez de algunas de mejores páginas de los ensayos de Octavio Paz.
  3. Son múltiples los textos con los que dialoga el ensayo de Abdón y que demuestra su erudición no solo en términos de la literatura universal, sino en la literatura del amor y del desamor. Podríamos tomar dos: La llama doble del poeta Octavio Paz y Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculo humanos del filósofo polaco Zygmunt Bauman y hacer una lectura en paralelo, que recomiendo a los lectores.
  4. El texto de Abdón parte de lo que denomina “unas pocas hipótesis tozudas y recurrentes”. En realidad no son pocas, son muchas. Toda la introducción está dedicada a formularlas en un estilo que antes que hipótesis los convierte en alegatos, declaraciones de principios. Reproduzco algunas, tomadas al azar:                                                                                                                                                                                                                                                                                                    “Que las culturas, la historia (o las historias), solo modelan, a su manera, los sistemas permanentes, suprahistóricos, de las relaciones básicas del amor humano. En primer lugar, la relación madre-hijo (o hija).”  “Que si se prohíbe lo deseado, se deseará lo prohibido. De allí nace el valor adicional de la Aventura amorosa: su carácter subversivo, cuando ha de ser secreta o no está permitida.”                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Estas declaraciones de principios sobre la aventura amorosa pueden ser fundamentadas, en el sentido de encontrar sus raíces, investigadas, discutidas, rebatidas, confirmadas o denunciadas.  En términos del ensayo constituyen los puntos de referencia de la primera parte del texto que más allá de sus divisiones se los podría clasificar bajo el título: el amor y la literatura. Es a la vez un intento de delimitar los alcances de lo que debemos entender por la aventura amorosa y simultáneamente una amplia, abundante referencia a la literatura, al ensayo, al psicoanálisis y a la filosofía; recordatorio de la permanencia de temas como el sexo, eros, la pasión y la aventura amorosa. Es la permanencia de una preocupación universal.
  5. Intuyo dos potenciales lecturas críticas de las mismas: una lectura desde el feminismo o desde las identidades sexuales emergentes. La Aventura amorosa es el dominio del pater familia, es el correlato del matrimonio monogámico, su otra cara. Pero la modernidad líquida y sus creaciones el amor líquido, han socavado las bases del amor matrimonio monogámico: el matrimonio dejó de ser “hasta que la muerte nos separe”. Abdón tiene toda una reflexión sobre este tema. El divorcio, la institución del “compromiso” en los sectores populares de la costa, en los hombres simultáneo, en las mujeres encadenado en el tiempo, uno después de otro, marcan un entorno histórico y cultural a la Aventura amorosa.
  6. Frente a su hipótesis “tozuda y recurrente” sobre los sistemas permanentes, suprahistóricos, de las relaciones humanas…  se presenta la reflexión de Bauman, centrada en el amor líquido. En esencia la naturaleza del amor humano ha sido trastocada radicalmente por la misma modernidad. Octavio Paz afirma que el amor romántico, que implicaba el reconocimiento del otro, como alteridad como objeto de deseo y pasión, de amor, de una persona, una individualidad insustituible, no como pura posesión, sino como diálogo amoroso, como seducción y conquista mutua, como entrega, más allá de instituciones como el matrimonio, fue una creación de occidente, del renacimiento.  La modernidad líquida convierte a la relación amorosa a la lógica del mercado no como compra y venta, sino como parte de un cálculo del beneficio y de las pérdidas que acarrea una relación (el compromiso lábil).  La aventura amorosa, en el sentido trabajado por Abdón, en el contexto de las estructuras finales de la modernidad se ha convertido en el zapping amoroso: al final lo que sabemos es que hemos hecho la ronda de canales. Parafraseando a Beatriz Sarlo, en Escenas de la vida posmoderna, podemos decir: “Lo que hace casi medio siglo era una atracción basada en la imagen (podríamos decir en la seducción) se ha convertido en una atracción sustentada en la velocidad (podríamos decir en el cambio, en el romper para volver a relacionarse y mientras más rápido mejor). No emito un juicio sobre esto, también en la sucesión de relacionarse-romper-relacionarse hay un encanto, hay la búsqueda de la eternidad del instante y del instante eterno. Sabina lo dijo con la precisión de poeta: “¡Que poco dura la vida eterna en el túnel de tus piernas en Córdova y Maipú!
  7. Buena parte del texto de Abdón navega en este mundo de amores líquidos y plantea el nuevo contexto de la “Aventura amorosa”, un contexto líquido, un  contexto mediado ya no necesariamente por el amor romántico, sino por el cálculo racional de beneficio. Si seguimos a Bauman, el panorama es desolador, si seguimos a Abdón aún vale la pena cultivar, y puede sonar absurdo, los dones de la Aventura amorosa. Tal vez es la ventaja de la modernidad barroca que nos caracteriza. ¿Cómo pensar la aventura amorosa desde esta modernidad barroca la Aventura amorosa? Tomado palabras del libro de Abdón se puede decir: Si el spleen decimonónico ha sido reemplazado por el stress obligatorio, la aventura amorosa que se movía en los extramuros de la institucionalidad de la familia y de las “buenas costumbres” hoy es algo más parecido al zapping televisivo que a una relación pasional. El cambio se autonomiza del contenido, del fin, tanto de la realización del amor como del deseo y adquiere valor por sí mismo. El largo plazo a desaparecido.  La Aventura amorosa, es realidad a la que alude Abdón se diluye finalmente en el amor líquido del que habla Bauman y el amor-deseo es reemplazado por las “ganas”, aquello que se satisface en el gigantesco mol real y virtual del las relaciones.  Afirma Bauman, en El amor líquido: “Cuando la relación está inspirada por las ganas,…, se sigue las pautas del consumo y solo requiere la destreza del consumidor promedio, moderadamente experimentado. Al igual que otros productos, la relación es para consumo inmediato (no requiere una preparación adicional ni prolongada [como el deseo]) y para uso único, “sin perjuicios”. Primordial y sustancialmente, es descartable.”
  8. La Aventura amorosa y sus personajes se convierte en un pequeño mundo en que sobreviven los patrones amorosos de la modernidad renacentista y de la modernidad barroca. La Aventura amorosa es un sobreviviente cultural en peligro de extinción. La etnografía de la aventura amorosa y sus personajes es el aporte crucial de Abdón, es la etnografía de un mundo que desaparece en la modernidad líquida.
  9. El mismo eros tiene a convertirse en ciencia médica.  “El erotismo -afirma Octavio Paz en la Llama doble- es la expresión de la vida plena puesto que se nos aparece como un todo palpable y en el que penetramos también como una totalidad; al mismo tiempo es la vida vacía, que se mira a sí misma, que se representa… es algo más, más que la historia, más que el sexo, más que la vida, más que la muerte.”  No abundo más en este tema.
  10. Vamos a los personajes: el texto cambia y Abdón hace una especie de etnografía de los personajes de aventura amorosa, una etnografía que concluye en la construcción de lo que algún sociólogo podría llamar, sin conseguir la maestría descriptiva que tiene Abdón, tipo ideales de personajes de la aventura amorosa: el amante, la amada, el rival, en engañado, el coro, etc. Nuevamente el texto tiene como referencia la amplísima narrativa sobre el tema, y nuevamente Abdón hace gala de una erudición envidiable. Al final llega el final, tanto de la aventura amorosa como de este deshilvanado texto.
  11.  Reproduzco la frase con la que Abdón cierra uno de los  capítulos:

“Por eso almas sufrientes, sufran su dolor como parte de la vida. Al final de una Aventura, otra Aventura vendrá. Si quieren vivirla, desde luego.”